La Gran Culebra



La Gran Culebra: los habitantes de esta zona sentían mucho respeto por el Cerro el Toro. Decían que esta caprichosa formación rocosa, que se alza imponente sobre el macizo del Turimiquire, era en realidad una inmensa caja de agua y que en su interior habitaba una enorme culebra. Y cuando llovía torrencialmente, el reptil se movía ocasionando que las aguas se rebosaran e inundaran todo el valle de Guanta. De allí surge el nombre de la Quebrada la Culebra, la cual recorre serpenteante una buena parte de esta comunidad.

Pero, Según los mitos, en el caserío El Guayabal, ubicado en la altiplanicie del cerro el toro, en épocas de invierno, se forma y pernocta una inmensa serpiente que cuando despierta y mueve su cabeza comienza a desprender aluviones de agua, como el que destruyo a guanta en octubre de 1927.

En este caserío vivía Santos Pesa´o curioso que leía el futuro a través de la orina de las personas, a quien Francisco “El Kako” fue a consultar. El curioso anunció la tragedia y ordenó a Francisco alertar a los lugareños sobre la aparición de una inmensa creciente, pero no sabia exactamente donde, si se desbordaría por Pertigalete, Guanta o Barcelona.

“El Kako” pasó la noticia y lo tildaron de loco, pues Santos Pesa´o no era Dios para opinar sobre ese Fenómeno natural, el cual en efecto se produjo y devastó esta población. A partir de ese aciago día, la naturaleza convirtió al manso riachuelo en una amplia y extensa quebrada. Durante la tragedia se ahogaron varias personas, otras se salvaron milagrosamente.

Las perdidas humanas no resultaron mayores por el funcionamiento de un caracol conocido con el nombre de botuto o guarura, especie de bocina que funcionaba como pito de alerta, que tocaba Juan Ferrer y recibía Gabriel Pericana, quien a su vez alertaba a la población de Chorrerón, cuando la quebrada La Culebra, pasaba, vía La Quebradita, por La Casimba, donde están ubicados grandes paredones en forma de pirámide con aberturas semejantes a cavernas o grutas. La cabecera de esta creciente arrastraba a su paso animales muertos y vivos, matas y troncos, que producían un ruido ensordecedor.

Mientras en barrio Colombia, en la parte más alta del Cerro “Las Palomas”, residía Miguel Colon “El Manco”, quien soplaba el botuto alertando la magnitud de la crecida. Si lo tocaba tenuemente era porque no ameritaba riesgo, si lo tocaba con intensidad y prolongadamente, el peligro era inminente. En el sector El Castillo se apostaba otro relevo del botuto manipulado por Saturninito Lárez.

Los Encantados: muchos son los relatos de personas que sostienen que han escuchado y visto a los encantados. Los baquianos de la zona profesan gran respeto y temor.
Ellos refieren que estos seres pueden aparecer a cualquier hora, tanto de noche como de día, y que estos se manifiestan de muchas formas, cantan en el bosque, dejan oír sus raras conversaciones, emiten ecos o llamados. A veces, se convierten en niños que ríen o lloran y al acercarse a ellos, los curiosos se llevan el susto de su vida pues no encuentran nada.

Estos seres son los guardianes de las pozas que se encuentran en estas montañas. Ellos se encargan de cuidarlas, limpiarlas y de evitar que se sequen. La gente ha dicho que cuando los encantados se mudan de una poza, ésta se seca.

Ajo y Sal: la leyenda local hace referencia a tres tipos de encantados, los negros, los blancos y los indios. Cuando uno de ellos se enamora de un ser humano hace todo lo posible por llevárselo hacia su mundo embrujado, atrayéndolo con sonidos, colores, olores perfumados y cantos que desorientan a la persona en tiempo y espacio.

A estos seres les molestan los malos olores, la tala, la quema, el ajo, la sal y el estiércol. Por esta razón muchos aldeanos cuando se internan en estas tierras, llevan consigo abundante ajo y sal, de esta forma se previenen de ser encantados.

En el manantial de sequía, que surtía de agua a la comunidad, no se veía un alma después de las seis de la tarde pues el valle inspiraba temor. Por el sector la Crucita la gente aún dice que aparece una bola de fuego, que hay un perro monstruoso y que los encantados asustan.


ÉPOCA CONTEMPORÁNEA

A comienzos de la época contemporánea guanta era un suburbio, un pequeño poblado de pocos habitantes. Es a partir del descubrimiento de las minas de carbón de Naricual, época de la fiebre del “Diamante Negro”, en el 1850, que se inicia la construcción del Puerto de Guanta que numerosos extranjeros llegaron con deseos de participar el la extracción, explotación y comercialización del mineral.

El Británico TOMAS SPENCER fue el primero en visualizar las potencialidades de la Bahía de Guanta, donde se construye el Puerto, que junto con la Casa Aduana y el ferrocarril, es inaugurado el quince de febrero de 1892 y se convierte en factor importante de desarrollo del Estado Anzoátegui y del oriente del país.

A partir de allí comienzan a conformarse barrios y caseríos en sus alrededores, entre los cuales se pueden mencionar el sector La Picha,

considerado el barrio más viejo y cuyo nombre se debe a un francés de apellido “Lepicche”, quien estableció un criadero de chivos, que se extendió a medida que fueron conformándose nuevas poblaciones.

Después se formaron los barrios El Pueblo y La Playa, donde llegaron a tener dos cines; El Tropical, frente la placita Sucre; y el Royal cerca de la Iglesia Nuestra Señora de los Desamparados. La playa se componía a demás de las rancherías Boca e´Perro, por la oscuridad reinante; Fuera de Chisme, La Pajita, Volcadero y Chorrerón.
El nombre chorrerón se debe a que el lugar era una zona montañosa de árboles inmensos, donde las casas de barro, en época de invierno, eran devastadas por las fuertes precipitaciones semejantes al majestuoso Salto La Sirena, cuyas cascadas “Chorrerón Grande” y Chorreroncito crearon las pozas El Pargo, Rosa Montaña, El Embudo, Peñas Negras, que servían de disfrute a lugareños y visitantes, quienes en horas nocturnas se bañaban como Dios los trajo al mundo, y quienes a falta de jabón usaban la mata de cundeamor.

Para combatir las plagas tales como chipos, zancudos y niguas la División de Malariología se encargaba de fumigar los contornos del Valle y casas con el producto químico DDT. Mientras a los habitantes se les proveía de una pastilla llamada Metoquina que contrarrestaba la fiebre palúdica que dejo la crecida de la quebrada, en 1927.

Transcurrido el tiempo, en el valle de Los Parra, bajo el mandato de la Junta Revolucionaria de Gobierno, periodo 1945-1948, presidida por Rómulo Betancourt, la jefatura de los Servicios Portuarios del Ministerio de Hacienda, contrato a los italianos Antonio Aletti y Filippo Sangrano para la ejecución de viviendas prefabricadas a las que pintaron de amarillo, color de la pastilla Metoquina, y adjudicaron a los damnificados.

El barrio La Metoquina debe su nombre a la pastilla que contrarrestaba la fiebre palúdica, que dejo la crecida de la quebrada, en 1927, ya que los habitantes decidieron bautizarla con ese nombre.

La primera industria que se conoció fue la de extracción de granza, arena y piedra caliza o de mármol. Entre los pioneros están los hermanos Labastidas, quienes estaban dotados de una habilidad extraordinaria para arrancar y aflojar rocas y peñascos de la quebrada, para surtir a Guanta y Puerto La Cruz para construir viviendas, cunetas, brocales y aceras.

Esta labor desapareció con la instalación de la empresa Vencemos Pertigalete, moderna planta que junto al puerto impulsan la mano de obra calificada de empleados y obreros en el municipio.

3 comentarios:

Unknown dijo...

que chevere esta pagina me sirvio para mi trabajo de geografia economica: inundaciones en el municipio guanta super buena

Unknown dijo...

Por lo menos tengo una idea de cuando comenzó a funcionar el tren. Pero no contaron los cange que hacían los indios que venían de Guayana con oro para cambiarlos a los indios guaiqueries por conchas de perlas; de allí que el que conseguía conchas de perlas,tenía oro.

Anónimo dijo...

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